Miyazaki Revela El Significado Del Final De El Viaje De Chihiro

Desde su estreno en 2001, El Viaje de Chihiro se ha convertido en una de las películas más icónicas de Studio Ghibli, conquistando al público con su espectacular animación y su profunda carga simbólica. Sin embargo, el final de la historia ha sido motivo de debate durante años, especialmente en torno a la teoría de que la aventura de Chihiro fue solo un sueño.

En una reciente entrevista con la revista Turning Point, el director Hayao Miyazaki aclaró este misterio y desmintió la idea de que el viaje de Chihiro haya sido producto de su imaginación. Explicó que su intención siempre fue que la experiencia de la protagonista fuera real, y que pequeños detalles en la película, como las hojas cubriendo el auto de sus padres y el elástico que Zeniba le regala, son pruebas de que todo realmente sucedió.

“No quería que el otro mundo fuera enteramente un sueño. De lo contrario, todo sería muy triste”, afirmó el cineasta. Esta revelación cambia la perspectiva sobre el desenlace de la historia, confirmando que Chihiro vivió una transformación auténtica y que su travesía en el mundo espiritual tuvo un impacto real en su crecimiento.

Miyazaki también destacó la melancolía del final, pues, aunque Chihiro logra superar sus desafíos y ser aceptada en ese mundo, debe abandonarlo para regresar a la realidad. Según el director, esta despedida simboliza cómo, a medida que maduramos, debemos dejar atrás personas, experiencias y lugares que han sido importantes en nuestro desarrollo.

En cuanto a la memoria de Chihiro, Miyazaki explicó que, aunque la niña puede olvidar conscientemente los eventos del viaje, su experiencia permanecerá con ella de manera subconsciente, influyendo en su vida y su carácter. “No todos recuerdan cada detalle de sus experiencias, pero lo que vivimos siempre nos acompaña”, concluyó.

Con estas declaraciones, Miyazaki no solo despeja dudas sobre el significado del final de El Viaje de Chihiro, sino que reafirma su mensaje central: el crecimiento personal implica enfrentar desafíos, aceptar despedidas y conservar en el alma aquello que nos ha transformado.